¡Y aquí estamos! Empezamos el nuevo año cargados de propósitos y de buenas intenciones. Esta vez hasta me tomé la molestia de escribir en un folio, con mi nuevo bolígrafo de color verde, tooooodas las ideas que durante las vacaciones de Navidad se me iban ocurriendo para el nuevo año:
Mantener mi habitación recogida.
Sacar a pasear al perro antes de la cena.
Prestar la goma a mis compañeros.
Organizar la mochila por las noches para no olvidarme nada.
Hacer los trabajos del instituto con tiempo y no dejarlo para el último minuto.
Ser más amable y cariñoso con mi hermano pequeño.
...
La lista, al principio, era mucho más larga, pero decidí ser realista y dedicarme en cuerpo y alma a trabajar los seis primeros objetivos. La idea es seguir añadiendo propósitos a lo largo del año. Bien dice el dicho: "El que mucho abarca, poco aprieta."
Durante la primera semana de clases estuve añadiendo correcciones a la lista y el viernes la pasé a limpio para pegarla detrás de la puerta.
Mantener mi habitación recogida. (más o menos, es decir, que no haya calcetines por el suelo)
Sacar a pasear al perro antes de la cena. (si no está lloviendo o hace mucho frío)
Prestar la goma a mis compañeros de clase (bueno, la vieja, que la nueva no quiero que se pierda).
Organizar la mochila por las noches para no olvidarme nada. (el problema es que siempre se me olvidan también por la noche, quizás debería apuntar las cosas)
Hacer los trabajos del instituto con tiempo y no dejarlo para el último minuto. (o por lo menos el día anterior)
Ser más amable y cariñoso con mi hermano pequeño. (esto es lo que más me está costando porque él tampoco pone de su parte)
¡Ahora sí! Me doy de plazo hasta el viernes para volver a revisarla y añadir propósitos nuevos.
¡Este seguro que va a ser el AÑO DE BENY!
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