A
medida que crecemos, el espíritu navideño tan característico de estas fechas
deja de ser tan increíble como lo era antes, porque no, ya no esperamos con
ansias a que llegue esta época para descubrir qué nos traen los Reyes Magos.
Ahora esperamos esta época del año porque necesitamos un descanso.
Nos
damos cuenta de que nuestra monótona rutina de estrés que sufrimos en los
primeros meses del curso termina por fin el 21 de diciembre, y podemos hacer lo
que llevamos semanas sin hacer a causa de los exámenes: salir horas y horas con
la gente que nos apetezca. Pero este año ha sido una excepción, así que nuestra
motivación por despejarnos no se puede cumplir como en cualquier otro año a
causa del maldito Covid-19. Este virus no solo nos ha arrebatado millones de
vidas en el mundo, sino que además nos quita nuestra preciada libertad e
ilusión. ¿Qué es lo que nos queda de la Navidad si no podemos quedar con
nuestras familias o amistades?
La
soledad es el peor castigo que nos pudo traer la pandemia junto con el vacío
que ha dejado en nuestros corazones la muerte de seres queridos. Por ello, lo
único que podemos hacer ahora es descansar en casa con nuestro núcleo familiar,
esperar a que nuestros padres lleguen de trabajar (si es que tienen la suerte
de seguir trabajando), intentar pasar un buen rato con ellos, fingir que nada
malo está ocurriendo y esperar a que la vacuna funcione lo antes posible y
correctamente. Pedazo Navidades, las mejores. Bueno, eso no es lo único que
podemos hacer, también podemos aprovechar para estudiar o leer, que parece que
son las dos cosas permitidas para no ser lo que llaman “adolescente vago”.
No
toda esta situación es espantosa, pues la podemos aprovechar para apreciar “las
pequeñas cosas”, tales como disfrutar de la naturaleza con nuestros padres y
hermanos o jugar a juegos de mesa. Porque, como dice Calle 13 “Aguantamos lo
que vino y aguantamos lo que viene”, todavía nos queda mucho por vivir.
Como
no queremos que se repitan unas Navidades como estas, nos queda ser
responsables, respetar las medidas establecidas, y aplazar las ganas que
tenemos de salir en estas vacaciones hasta las Navidades siguientes, o hasta
que no haya Covid.
Carla
Rodríguez García Talavera. 2º Bachillerato
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