La lucha canaria es genio, destreza y valor; y limpieza en la mirada. Este deporte es autóctono de Canarias y guarda mucha historia tras la espalda.
La lucha canaria no es lo que algunos conocen o creen conocer, aquella en la que gana el más grande; sino es un deporte en el que se desafían las leyes de la gravedad, donde gana quien domina el EQUILIBRIO, donde hace todo lo posible para llegar en segundo lugar al suelo. En este deporte no gana el más grande, gana el más ágil;no gana el más fuerte, gana el más listo. Esto se demuestra de manera sencilla: obviamente si alguien que es notablemente más grande que yo me empuja y yo lo trato de empujar a él, sí me ganará la disputa; pero si cuando me empuja simplemente me quito y lo hago tropezar para que este caiga, habré ganado yo, únicamente utilizando la fuerza del rival para ello.
Además
de ser un deporte de contacto directo, enseña a que todos los participantes del
mismo a ser rivales y compañeros a la vez, siendo o no del mismo equipo. La
lucha abre mucha puertas a las personas y te inculca muchos valores.
Norberto
Marrero Díaz 2º Bax A
“No sé que don prodigioso,
en
lid con cualquier coloso,
te
hace salir vencedor:
debe
ser poseedor
de
un talismán milagroso.
Porque
nadie se imagina,
cuando
sales al terrero,
que
esa blanca figurina
de
apariencia femenina,
tenga
músculos de acero.
Sale
a tu encuentro un atleta
que
al verle da escalofrío:
entre
sus brazos te aprieta
y
tú, con un solo desvío,
burlas
su tamaño y treta.
Con
tan rara maestría
su
fuerza y vigor aplanas,
que
en vano pedir sería
al
hombre más gallardía
ni
al arte más filigranas.
Mas,
es tu contrario
tan
recio como terrible
en
el poder canario,
y
su juegodiestro y vario
le
da fama de invencible.
Tu
bregar inquieto y vivo
le
desespera y abruma;
de
pronto, yérguese altivo
y
e arranque decisivo
te
eleva como una pluma.
Gira
con ímpetu rudo
cual
si te fuera a estrellar
y
el público ansioso y mudo
te
ve un momento oscilar
bajo
el hércules membrudo.
Pero
en ese mismo instante,
tras
un fugaz remolino,
te
alzas severo y triunfante,
mientras
por tierra, mohino,
rueda
a tus pies el gigante.
Y
luego que a tu rival
tiendas
la mano leal,
suena
de entusiasmo el grito
y…
no eres “Angelito”
sino
un Ángel colosal.
Domingo
J.Manrique
1919
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