La educación en la cuarentena
En
la actualidad estamos viviendo algo nuevo, una situación un poco inesperada, o
al menos para mí, ya que como comprenderán en mis planes para este 2020 no
entraba vivir una pandemia mundial por culpa de un virus. El coronavirus ha
cambiado nuestras vidas, nuestra normalidad, llevamos confinados en cuarentena
más de 70 días. El estado de alarma y las medidas de confinamiento en España
comenzaron el pasado 15 de marzo. Me acuerdo que fue un jueves el último día
que asistí al instituto, nunca me imaginé que esa iba a ser la última vez que
iría a clases, yo, ilusa, pensé que solo iban a ser 15 días, pero por desgracia
no fue así. A pesar de esto las clases debían seguir de alguna manera, el virus
nos afectó a todos, incluyendo a la educación, pero el quedarse en casa no
servía como excusa, no podíamos permitirnos también perder el tiempo con esto,
así que la educación siguió, pero de una forma un poco diferente a cómo
estábamos acostumbrados, a distancia.
Antes
de vivir esta situación, del "cibercole", nunca había experimentado
la educación a distancia, aunque en mi cabeza sí tenía más o menos una idea de cómo era, es decir, sabía que no
existe la necesidad de poder estar en una clase presencial para poder cursar
algún tipo de materia o de grado académico. Sé que se puede aprender a
distancia. Algo que tenía claro es que con esta situación iba a tener mucho
tiempo para mí, esa es una de las principales ventajas que le encuentro a la
educación a distancia, ya que antes las clases presenciales me cogían 6 horas
diarias de mi vida y en cambio ahora solo suelo tener como mucho 3 horas de
"videoclases" al día. Por lo tanto, me sobra mucho más tiempo para
dedicarlo a hacer las tareas y trabajos que van mandando por el correo o por
las aulas virtuales. Y no es sólo ahorrar tiempo, ya que no tenemos que
desplazarnos para asistir a las clases, sino también dinero, ya que al estar
recibiendo la educación en casa no gastamos dinero en transporte y
alimentación, lo que significa que la educación a distancia, por lo general, es
mucho más barata para el alumno que un curso presencial.
Otra ventaja de dar clases online, es que es
más cómodo, por ejemplo puedes hacer la videollamada desde tu cama si no es
necesario activar la cámara, debido a que las clases escogidas son online. El
alumno tiene esa flexibilidad de estudiar desde donde quiera, siempre que tenga
acceso a Internet para visualizar el contenido ofrecido por el profesor, al
igual que para cambiar a la siguiente clase solo tiene que ir al otro enlace,
no tiene que moverse del sitio, antes teníamos que movernos del aula para ir a
la otra clase. Además, al no tener que trasladarse a una institución educativa,
los alumnos podemos elegir el horario más adecuado para estudiar, es decir, si
tengo videollamada por la mañana, las otras tareas las puedo hacer por la noche.
Es decir que cuando hacemos un curso presencial, las clases ya están
preestablecidas con una determinada carga lectiva, lo que significa que
necesitamos dividir la atención entre diversos contenidos diferentes, y tenemos
que hacer lo posible, e imposible, para dedicarte a todos ellos de la misma
manera.
Las
videollamadas son una excelente herramienta de comunicación, ya que favorece la
conversación o debate y por lo tanto impulsa la capacidad de generar
aprendizaje, es ideal para practicar idiomas, habilidades sociales, oratoria,
etc. Al igual que también favorece el trabajo colaborativo, gracias a su
componente comunicativo y a la posibilidad de compartir y visionar documentos
conjuntamente, los estudiantes podemos aprender cooperativamente.
La
educación a distancia al ser un modelo de enseñanza y aprendizaje online, en el
que todos los procesos se hacen a partir de los recursos tecnológicos
disponibles, entre ellos Internet y las distintas herramientas virtuales que
facilitan la transmisión de contenidos, la principal desventaja es que entonces
solamente pueden obtener este tipo de educación las personas que tiene acceso a
esas tecnologías. Por desgracia, no es accesible para todo el mundo, muchas
personas carecen de estos privilegios, por lo que dar una educación a distancia
sería injusto para esas personas sin los recursos necesarios. Aunque este gran
problema también se puede solucionar, como por ejemplo haciendo lo que ha hecho
mi instituto, el IES San Benito, que aún estando en confinamiento ha cooperado
con los organismos públicos durante la crisis del Covid19 mediante la
elaboración de material sanitario y el reparto de tablets a los alumnos del
centro con escasez de recursos. También ahora, que podemos salir de casa, el
instituto ha habilitado un sistema con citas previas para que el alumnado que
más lo necesite pueda recoger en el centro recursos digitales.
Para
concluir, ahora que he experimentado este tipo de educación puedo afirmar,
desde mi punto de vista, que la educación a distancia no será mejor ni igual
como una clase presencial, ya que no se siente el calor de mis compañeros y del
profesor. No hay ese feedback necesario, lo que me recuerda lo que sucede con las redes sociales y las
relaciones, que están bien, pero que nunca serán mejor que entablar una
relación cara a cara.
La
educación a distancia tiene sus ventajas y desventajas, pero ante esta
situación nueva, de pandemia, pienso que es oportuno aprovechar todos los
recursos que se tienen para poder seguir educando a la sociedad y no permitir
que la educación también entre en cuarentena como lo hemos estado estos últimos
meses.
Jasmina Báez Felipe.
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