Hoy en día, la gran mayoría de nosotros tiene a su alcance un dispositivo electrónico, muchos de ellos con acceso a las redes sociales sin importar la edad. Si bien es cierto que las nuevas tecnologías traen consigo infinidad de avances positivos, asimismo existe un lado oscuro que puede herir a cualquier persona que se encuentra al otro lado de la pantalla. Las redes sociales pueden ser un océano donde ahogarte entre anónimos que se esconden tras una máscara creada por ellos mismos para herirte, en consecuencia tendrás que saber nadar bien para gestionar este odio.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud junto a las Naciones Unidas, recogen que hasta el momento, el mal de las redes sociales cobra anualmente la vida de más de 200 mil jóvenes de entre 14 a 28 años por suicidios a causa del ciberbullying (acoso digital). Se llegó a la conclusión de que la gran mayoría de los casos tienen su origen en la escuela, un ambiente que debería significar la cooperación, el respeto y el apoyo de los compañeros. Es por ello, que el profesorado debe fomentar esta atmósfera y ser capaz de frenar estas alertas rojas que no necesitan de palabras para ser detectadas. Muchas personas se plantean si la persona que hace daño a otras mediante las redes sociales, merece el mismo odio. En efecto, conviene mencionar las palabras de una creadora de contenido internacional que trató el acoso que ha recibido a lo largo de los años. Karen Polinesia planteó: “¿Cómo enfrentas el odio? Si la respuesta es con el mismo odio, no llevará a nada, ya que lo estarás alimentando y crecerá. Lo que debes hacer es tenerle compasión a la persona que se esconde en el anonimato y escribe comentarios dañinos, porque seguramente lo estará pasando tan mal que se sienta a escribir odio a personas que no conoce.” Por consiguiente, los acosadores vuelcan sus inseguridades y miedos en las personas que pueden llegar a ser más expuestas o vulnerables, necesitando ayuda de un profesional que gestione estas situaciones, donde nos podríamos basar en el gran refrán de: “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”.
Por todo esto, si estás siendo afectado por el odio digital
provocado por otras personas, háblalo. Tu círculo cercano entenderá tu
situación, no sientas vergüenza ni presión por contar tu historia, pero hazlo
antes de que sea demasiado tarde. Sin embargo, si eres de esas personas que
escribe odio a otras, quítate la máscara y enfócate en tu salud mental, porque
al igual que perjudicas a muchas personas, el mayor daño te lo estarás haciendo
a ti mismo. Hagamos de las redes sociales un espacio de tolerancia, amor y
respeto para así sentirnos seguros y queridos detrás de las pantallas.
José María Sauret Alonso, 1º BAC E
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