DESIGUALDAD EN EL DEPORTE
La desigualdad de género y el sexismo en el deporte es presenciado desde un segundo plano por aquellas mujeres que luchan contra las constantes injusticias a las que se ven sometidas. Pues el objetivo que tratamos de alcanzar a la hora de erradicar la discriminación de las mujeres y homologar sus derechos a los de los hombres en el deporte, sigue siendo protagonista de controversias y desacuerdos.
En primer lugar, la brecha salarial de género se ha convertido en uno de los principales obstáculos para conseguir una compensación equitativa por el trabajo realizado. A lo largo de los últimos años, la diferencia salarial expuesta muestra que las mujeres ganan aproximadamente 100 veces menos que los hombres, incluso cuando realizan el mismo deporte a un nivel profesional. Más allá de la notable diferencia salarial siempre mencionada entre el fútbol femenino y masculino, son muchos los deportes en los que podemos encontrar dicha desigualdad. Desde el tenis, donde las mujeres han logrado avances significativos en la igualdad de premios y, sin embargo, la brecha salarial de género sigue siendo cercana al 24%, hasta el ajedrez, deporte que cuenta con premios en la sección varonil hasta 9 veces mayores que en el de las mujeres. Esto demuestra que la brecha permanece a día de hoy en todos y cada uno de los deportes y que aún es largo el camino a recorrer para lograr el cambio.
En segundo lugar, cabe destacar los equipajes sexistas, en algunos deportes como el vóley playa, las mujeres son obligadas a usar bikinis. En otros deportes, como el atletismo, las mujeres deben utilizar bragas y exponer más piel. Esto no solo perpetúa estereotipos estéticos, sino que las mujeres, sin la posibilidad de decidir qué les resulta más cómodo, se convierten en objetos de burlas bajo la mirada de muchos. Esto genera una violencia verbal repulsiva en el terreno de juego por parte de aficionados y espectadores. Asimismo, es lamentable que se le de mayor consideración a un equipaje que a las habilidades de las deportistas, se debe trabajar en la creación de uniformes deportivos que sean inclusivos y no sexistas, pues el entretenimiento no debería de encontrarse en el cuerpo de la atleta.
Por último, me gustaría destacar el paternalismo que tan presente está y que muchas veces pasa desapercibido. La actitud obsesiva que muestran algunos entrenadores, dirigentes u otros miembros de la comunidad deportiva sobre los deportistas, puede llegar a traspasar los límites de la carrera deportiva, por ejemplo, no dándoles autoridad en la toma de decisiones, tanto en la vida personal, como en su dieta o vida social. Desgraciadamente, el paternalismo se manifiesta en mayor cantidad cuando hablamos de atletas femeninas, a menudo se les trata como si fueran menos capaces que los hombres y se les da menos oportunidades para competir y tener éxito en el deporte.
En definitiva, son muchas las injusticias a las que nos
vemos sometidas las mujeres dentro y fuera del ámbito deportivo, no obstante,
el deporte puede ser una herramienta poderosa para promover la igualdad de
género. Personalmente, considero que como sociedad debemos de mejorar para
brindarles a las mujeres la misma igualdad de oportunidades que reciben los
hombres, promoviendo la diversidad que romperá barreras sociales.
Ainhoa Reyes Rodríguez, 1º Bach D
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