Muchos pensamos que la falta de sueño, el dolor
de cabeza o el estrés se genera en el trabajo, pero la contaminación acústica a
la que estamos expuestos durante el día y la noche es el principal causante de
estos males. En nuestro día a día no nos damos cuenta de que nuestro entorno
está rodeado de muchos ruidos molestos y que si se está expuestos a estos
durante demasiado tiempo pueden ser dañinos y muy perjudiciales.
La contaminación acústica se define como
cualquier ruido molesto manifestado de forma excesiva, que llega a alterar
negativamente el entorno en el que nos encontramos. Para que esta sea
considerada contaminación acústica debe de haber sido generada por actividades
humanas, como sucede en aeropuertos, puertos y estaciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomienda entornos que no alcancen los 65 decibelios durante el día y con
menos de 30 db por la noche, pero aquí en la isla de Tenerife el cabildo
estipula que el máximo de decibelios por el día son 70, mientras por la noche
son 40.
Las principales causas son:
- El
tráfico; las carreteras y los núcleos urbanos tienen niveles muy elevados de
este tipo de contaminación, debido especialmente a los transportes de pasajeros
o mercancías indistintamente.
- La industria: Se genera en fábricas
manufactureras o en la explotación de recursos naturales, como las minas.
- El ocio nocturno: Es uno de los más dañinos,
porque sucede en las horas de sueño y puede perjudicar a la zona que rodea al
local.
- Hacer
calles peatonales y carriles bicis para reducir los coches o usarlos lo mínimo
posible, ya que estos generan gran parte de la contaminación.
- Controlar el volumen de la televisión o de
los auriculares.
- Usar la
lavadora o aspiradora solo en horario diurno, ya que la contaminación acústica
genera más daños por la noche.
Y hasta aquí el artículo de hoy, en el que espero que
hayan aprendido a reducir la contaminación acústica y a detectarla.
Hugo Ramos González, 2º ESO C
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