jueves, 31 de enero de 2019

SAN BENITO POR LA PAZ

A propósito del Día Mundial de la Paz y la No Violencia en el centro se ha realizado la Lectura de un manifiesto por la paz realizado por la alumna del Comité de Solidaridad  Haridian López de 3º ESO,  a partir de un poema de Miguel Hernández



Muchas veces se dice "una imagen vale más que mil palabras", pero también sucede al contrario, que a veces pocas palabras pueden transmitirnos muchas imágenes. Sin ir más lejos, los versos de Miguel Hernández, quien supo en carne propia, pues fue víctima de la post-guerra civil española y murió de enfermedad en una cárcel franquista, del dolor y la angustia profunda que pueden causar las guerras:

Tristes guerras 
si no es amor la empresa.

Tristes, tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.

Tristes, tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.

Tristes, tristes.


El poema nos habla de la tristeza, el sentimiento más abundante en las guerras. Ese de la pérdida, pérdida de derechos, de hogares, de vidas de conocidos, amigos, familiares, maestros, gente amada... Pérdida de sonrisas y de sueños, de futuro.

También nos habla del fracaso y la impotencia que se sienten al no poder entendernos con palabras y comprobar quién derrota al más débil, de arma menos dañina, y a quién reclaman vencedor por ser el que más poder físico posee. 

Y por último, del error que supone morir no por causas nobles como el amor o arriesgando la vida por un ser querido, sino prematuramente porque un desconocido te arranca la existencia en un mecanismo ciego como una bomba que aniquila a cientos de miles de personas, en un fatídico gesto que podría haberse evitado.

Y esto tal vez sonará lejano y ajeno, ya que donde vivimos no hay guerras abiertas o declaradas. Sin embargo, vivimos rodeados de otras guerras cotidianas, la guerra de la discriminación, la del bullying, la de la homofobia, la del machismo o la del racismo. Dichas guerras que se cobran víctimas mortales y que dejan imborrables secuelas físicas y psicológicas. Y quizás esas cobran más víctimas que ni siquiera salen en las estadísticas. 


Por eso un día como este deberíamos reflexionar también en las guerras que tenemos a nuestro lado y no solo en las de otros países como Siria, Palestina, Irak o El Congo. Reflexionar, actuar y luchar por nuestro alrededor y por nosotros mismos, de tal forma que defendamos nuestro derecho a no ser oprimidos ni subestimados. 


Tal vez sería conveniente nombrar algunas formas de violencia cotidiana de la que igual no solemos ser conscientes pero que sin embargo ocasionan graves daños a la verdadera paz que debería reinar en cda día:


- levantar la voz sin respetar lo que el otro quiere decirnos,

- burlarnos de un compañero por su acento, religión, orientación sexual o forma de ser,

- subestimar o ignorar a alguien por ser más bajo, más flaco, más rubio, más blanco, más femenino o masculino de lo, entre muchas comillas, suele considerarse "normal",

- prejuzgar por los rumores que hayan dicho los compañeros, seguramente por el propio complejo de inferioridad que nos hace creer que el otro siempre es mejor. 


Y no hace falta que le prometas a tu compañero compañero que no harás nada de esto, ni que vengas a mi diciéndome que te vas a comprometer... Simplemente prométete a ti mismo que nadie pisará tu paz ni tu libertad, de la misma manera que tu no pisarás la de los demás.


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