El tiempo del confinamiento
Desde el día
15 de marzo que se declaró el estado de alarma y por lo tanto, entraron en
vigor las medidas de confinamiento, han surgido varios temas que nos han dado
qué pensar de la situación actual. Todo este largo periodo no ha sido fácil,
hemos tenido que pasar por diversas dificultades para sobrellevar esta pandemia
mundial, pero dentro de lo que cabe nos ha ayudado a ver las cosas desde otra
perspectiva más positiva. A
continuación, intentaré dar respuesta a las siguientes cuestiones: ¿La
cuarentena ha sido tan mala después de todo?, ¿volveremos a la normalidad?,
¿deberíamos saludar a la gente de confianza con un abrazo en vez de mantener la
distancia?
Al principio
de la cuarentena, estaba tranquilo, pensando que todos y todas nos tomaríamos
las medidas del gobierno de forma tajante y así volver en cierto modo a la
normalidad, pero con las medidas iniciales no tan severas, se vio que no se
contuvo la propagación del virus y el gobierno tomó medidas más drásticas, para
intentar controlar el incremento de contagios y muertes. A medida que avanzaban
los días, intentaba encontrar alguna cosa en la que entretenerme, viendo la
tele, leyendo, jugando con videojuegos… pero seguía estando aburrido a la vez
que cansado de no hacer nada productivo y me hice una pequeña rutina para
mantenerme ocupado. Después de casi un mes encerrado, sentí cierta ansiedad, ya
que nunca había estado tanto tiempo sin salir de mi casa, sumado a que vivo en
un piso y la falta de un espacio abierto, como un jardín se nota en estas
situaciones. Además, mis padres tuvieron que trabajar durante todo este periodo
de cuarentena, menos mal que tengo una hermana y mi abuela que vino de Gran
Canaria, porque si no lo hubiera pasado mucho peor. Según pasaban los días me
fui dando cuenta de la dimensión de esta pandemia, pues el número de afectados
y fallecidos por las consecuencias provocadas por el virus iba aumentando de
forma exponencial. En ese momento, observé que los más vulnerables a esta
infección eran nuestros mayores, siendo el porcentaje de mortalidad en el grupo
de edad mayor de setenta años muy alto. Además, como nosotros los jóvenes no
somos de riesgo, pero sí podríamos ser asintomáticos y ser vectores de
transmisión, debíamos ser solidarios con aquellas personas más débiles,
cumpliendo de la mejor manera posible el confinamiento.
A fin de cuentas,
me he adaptado y he hecho muchas cosas productivas, como conocer a mis vecinos
mejor, a algunos de ellos ni los conocía. Me he enriquecido de numerosas
anécdotas de mi abuela cuando era joven, que si no fuera porque estuvimos en
confinamiento nunca me las hubiera contado. He hecho deporte aunque dentro de
mis posibilidades, ya que suelo trabajar con ejercicios aeróbicos en los que
necesito espacio. Además, creo que muchos países han dado a conocer un estilo
de vida más saludable y sobre todo más limpio, como en el caso de los canales de Venecia, normalmente
atestados de turistas en góndolas y la contaminación causada por los motores de
las lanchas, ahora lucen aguas más claras y transparentes donde se puede ver
absolutamente de todo, incluso los residentes más veteranos que se arriesgaron
a salir de sus casas y pudieron observar el magnífico panorama de la ciudad.
Dijeron que las aguas se veían tan limpias como en el período de la posguerra,
cuando aún era posible bañarse en los canales.
Completamente
seguro de cómo estaba la situación, seguí investigando en internet sobre ello,
aunque me gusta ver las noticias, donde me pueden dar los datos necesarios para
satisfacer mi necesidad de informarme sobre el estado de nuestro país, las
quito ya que cada vez que hablan sobre el tema me pongo nervioso, porque en mi
opinión exageran de forma verbal la situación. No obstante, hasta que no
tengamos una vacuna efectiva y probada para no dañar la salud de ninguna
persona, no es seguro que podamos seguir con nuestra vida anterior a la
cuarentena.
En
conclusión, aunque ha sido y está siendo un gran problema desde el punto de
vista sanitario y económico, esta pandemia provocada por el COVID-19 en algunos
aspectos nos ha enseñado a descubrir facetas de nuestra vida que probablemente
no hubiéramos experimentado. Aunque ya podemos salir de forma regular y
relacionarnos con los demás, no debemos bajar la guardia pues en cualquier
momento podría reaparecer el problema y causar daños inimaginables. Por último,
se debe recordar las premisas que pueden
acompañarnos durante bastante tiempo todavía:
dos metros de distancia y lavarse las manos frecuentemente.
Carlos Viera Sánchez
1º Bach. B
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