viernes, 10 de junio de 2022

TRAS UNA PANTALLA


Las redes sociales se han convertido recientemente en una de las herramientas de comunicación más influyentes, revolucionando consigo a millones de personas en todo el mundo. Asimismo, conforman una herramienta importante en nuestra vida cotidiana y desempeñan un papel significativo a la hora de expresarnos. A la gente le gusta ser reconocida, y las redes sociales han resultado ser una herramienta primordial para expresar su estado de vida. Sin embargo, a pesar de los impactos positivos en el mundo, también han provocado y agravado el hostigamiento en la sociedad. Se trata de una nueva forma de acoso comúnmente denominada ciberacoso.

Este término se describe como la intimidación y humillación de las personas a través del uso de Internet, especialmente de las redes sociales. Así pues, estas plataformas se han convertido en un caldo de cultivo para los intimidadores, y cada día cientos de usuarios de Internet son víctimas de ellos, los insultos en las redes sociales se intercambian como si fuera una norma.

A mi parecer, nadie tiene derecho a comentar o juzgar a los demás sobre sus elecciones de vida, pero esta gente lo hace de forma desenfrenada, buscando causar dolor por el mínimo motivo. Y tenemos todo el derecho a quejarnos contra los que nos perjudican de esa manera. El ciberacoso es una extensión más cobarde del acoso tradicional, aquellos que tienen demasiado miedo y son demasiado débiles para enfrentarse a alguien en persona, así que lo hacen a través de una pantalla. Tanto si el individuo se esconde detrás de un nombre falso como si no, está participando en una forma de acoso que es insidiosa, dañina y potencialmente devastadora.

Por otro lado, la manera tradicional puede hacer que una persona odie su escuela o su lugar de trabajo, pero el ciberacoso permite que el asediador persiga a la víctima en todo momento del día. Aunque el ciberacoso afecta a los individuos de diferentes maneras, existe una clara correlación cuando se trata de la autoestima entre las víctimas y los agresores.

Posiblemente no tomemos una gran concienciación sobre este problema, al pensar que no es una cuestión frecuente y mayoritaria, sin embargo, uno de cada tres jóvenes dice haber sido víctima de ciberacoso, según una encuesta difundida por Unicef en 30 países. Y al mismo tiempo el 50% de los niños y adolescentes que ya había sido víctima de ciberacoso señala que este tipo de violencia se ha incrementado durante la pandemia, según un estudio reciente de la Comisión Europea.

En pocas palabras, para combatir este comportamiento, la sociedad debería promulgar medidas y políticas adecuadas que se adopten contra los autores. Sin estas políticas, las redes sociales seguirán siendo una herramienta que se utilizará para el "body shaming" y otros actos de ciberacoso, que pueden causar enormes daños a las víctimas. Hasta cierto punto, esta cuestión ha hecho que el mundo se sienta un poco menos seguro.

 

María Estévez Lorenzo, 1º Bach A

 

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