Hoy en día, el problema de las redes sociales se ha convertido en un tema mucho más recurrente, debido a la fuerte dependencia y problemas que generan. El uso de estas junto a la posibilidad del anonimato, ha dado pie a que muchos usuarios las utilicen como una forma de hacer daño, llegando a perjudicar la salud de numerosas personas.
El bullying es violencia, lo fue ayer, lo será mañana y lo será siempre. Según la cifra difundida por Unicef en su campaña digital en 2020, un 6,9% de los alumnos reconoció haber sufrido acoso ciberbullying y un 3,3% reconoció haber formado parte de los agresores.
Long Li, un joven de 18 años, sufrió ciberbullying durante varios años. En este transcurso de tiempo recibía todo tipo de insultos a través de las redes sociales y del anonimato, por su origen chino, como por ejemplo “come perros”. Llegó a plantearse la opción de suicidarse, pero siguió adelante. Él recalca que para salir de ese pozo, hay que contarlo. Entonces, si esta situación es tan perjudicial para estas personas, y nosotros lo sabemos, ¿por qué seguimos actuando así? ¿Si fuese un familiar haríamos lo mismo? Como dijo Robert E.Lee, “nunca hagas algo incorrecto por hacer un amigo, o para mantener uno”
Por tanto, está claro, que todos nuestros actos tienen
consecuencias. Lo que para unos es una broma, para otros puede ser motivo de
malestar, problema, depresión, y en algunos casos suicidio… Hay que ser empáticos y tener en cuenta este
tipo de cosas, ya que no sabes el daño que le puedes ocasionar a la otra
persona por tus acciones.
Aylín Muñoz Suárez, 1º Bach E
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