El carnaval es una celebración que se realiza en los países
de tradición cristiana justo antes de iniciar la Cuaresma, y que tiene fecha
variable (entre febrero y marzo según el año). Tradicionalmente eran tres días
de celebración a lo grande, en los que casi todo estaba permitido; de ahí uno
de los motivos de ir disfrazado, taparse el rostro y proteger el anonimato. Hoy
en día, esta celebración se ha alargado una semana, comenzando en la mayoría de
lugares el Jueves Lardero y terminando con el Miércoles de Ceniza.
El carnaval no tiene un origen cierto. Un grupo de
investigadores consideran que el carnaval deriva de un conjunto de festividades
antiguas realizadas por los sumerios y los egipcios hace aproximadamente 5000
años.
No obstante, la mayoría considera que el carnaval se remonta
a festividades paganas que realizaban los romanos en honor al dios Baco (dios
del vino).
Por otro lado, el carnaval no es considerado por la Iglesia
como una celebración religiosa, menos cuando esta implica un conjunto de comportamientos,
en ocasiones, poco recatados.
El carnaval se caracteriza por el uso de disfraces y
máscaras coloridas, así como por los bailes, desfiles y comparsas. En cada país
o ciudad se celebra de una manera particular.
El Miércoles de Ceniza da comienzo a la Cuaresma, que es un
periodo de 40 días que comprende desde este día hasta el Domingo de Ramos (si
se cuentan los domingos) o hasta el Sábado Santo (si no se cuentan los
domingos). Esta última parece ser la opinión más respetable, pues se remonta a antiguas
tradiciones del siglo IV. Durante esos 40 días, por tradición religiosa, no se
deben hacer excesos, comer carne, ni festejar nada. De ahí surge el carnaval,
una semana de derroche y desorden para prepararse para este periodo. El
Miércoles de Ceniza marca que los días de disfrazarse y divertirse llegan a su
fin. Para ello, en este día se celebra una jornada festiva conocida como ‘el
entierro de la sardina’.
Estela López de la Paz, 1º
Bachillerato B
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