La tan deseada igualdad.
Las mujeres llevan
mucho tiempo pidiendo respeto y un trato justo e igualitario. Al igual que los
hombres, ellas también lucharon en la Revolución Francesa para conseguir
derechos y, sin embargo, su ayuda se pasó por alto y se olvidaron de ellas,
relegándolas nuevamente a un segundo plano: esto ha ocurrido siempre. Nunca se
les ha dado el valor que merecían. Sus quejas y revueltas exigiendo algo que
les pertenece por derecho se han ridiculizado, calificando de histéricas a esas
mujeres que se han atrevido a dar la cara y a luchar para conseguir lo que es
suyo.
A lo largo de los
años, y gracias a esas valientes, las mujeres han ido ganando derechos en
varios países, consolidando las bases de una nueva sociedad que trate por igual
a todas las personas, aunque aún quede mucho por hacer.
Todas sufrimos o
hemos sufrido discriminación alguna vez en nuestra vida, ya sea por nuestra
manera de ser o de comportarnos, por nuestros gustos, por nuestras ideas, etc.
Sin embargo, y aunque sé que no es ni será fácil, debemos olvidarnos de esa
gente que nos dice que lo que hacemos está mal, que nuestra forma de ser está
mal o que nuestros gustos son incorrectos. Simplemente tenemos que ser como
verdaderamente somos, hacer lo que realmente queremos -siempre respetando la libertad
del resto- y vivir nuestras vidas, que para eso son nuestras. Ya seas hombre o
mujer: nunca dejes que nadie te diga quién o cómo puedes ser. Mientras no hagas
daño a nadie y nadie te haga daño a ti, sé tú.
Estela
López de la Paz / 1º Bachillerat
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