La gula del cambio climático
Los años pasan a medida que la
Tierra suplica a gritos continuar con vida. Ignoramos sus sollozos y pisoteamos
despiadadamente su corazón. Nos percataremos de que somos el cambio que empieza
con pequeñas, pero grandes a la vez, acciones. Modificaremos nuestra conducta
cuando las megaconstrucciones hayan engullido a la flora y desplazado a la
fauna; cuando los ríos se hayan transformado en vertederos de basura y
cadáveres flotantes; cuando los gases de efecto invernadero hayan gobernado y
asfixiado a los habitantes y pobladores de nuestro planeta; cuando las
catástrofes climáticas se hayan instaurado para la eternidad; cuando ya no
quede tierras inexploradas por explotar y extraer riquezas; cuando lo que
conocemos se haya desvanecido; cuando solo nos quede dinero, y no vida, cosa
que este ni mucho menos, puede comprar. Aprenderemos cuando el tiempo se haya
terminado, cuando esté todo perdido. Entonces dejaremos de decir: "ya
comenzaré mañana" o "por una vez no pasa nada", y nuestro hogar será
reconfortado y mimado con el alce de nuestras voces que al fin se hacen oír.
Victoria Garrido Rodríguez, 1º Bach
A
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